El excomandante del submarino Guillermo Tibaldi, a sus 64 años, liderará una expedición homenaje al ARA San Juan: llevará a pie una bandera con el nombre de los tripulantes desde el muelle de la Base Naval de Mar del Plata hasta la cumbre de la montaña más alta del continente.
Guillermo Tibaldi tiene 64 años, es marplatense por elección, pasó ocho años a bordo del submarino ARA San Juan y llegó a ser su comandante. Al cumplirse dos años de lo que sería la última zarpada desde Mar del Plata, el capitán de navío -ya retirado- liderará una misión tan extrema como inédita: a modo de homenaje a los 44 tripulantes, intentará llevar a pie una bandera con sus nombres desde el muelle de la Base Naval hasta la cumbre del cerro Aconcagua en Mendoza, en una travesía de más de 1600 kilómetros que, de llegar a cumplir -afirma poder hacerlo- quedará impregnada en la historia.
“Quiero llevar la memoria de los 44 a lo más alto de la Patria, la cumbre del Aconcagua”, afirmó el capitán de navío a LA CAPITAL al confirmar la arriesgada expedición que se predispone a hacer y para la cual ya tiene casi todo preparado.
La denominó “Expedición homenaje al submarino San Juan y sus 44 tripulantes” y contó que más allá de su pasión el deporte y su frecuente participación en competencias extremas a lo largo del mundo, es su vínculo con la embarcación lo que verdaderamente lo motiva.
“Me instalé en Mar del Plata al venir a hacer el curso de capacitación en submarinos en 1983. En ese entonces éramos muy pocos. Estuve ocho años en el San Juan, siendo dos años su comandante, aunque pasé por todos los cargos”, recordó Tibaldi.
La arriesgada expedición comenzará el 26 de octubre de este año y su protagonista estima que le demandará alrededor de 3 meses y medio.
Pero el objetivo deportivo y el homenaje a los 44 tripulantes, tendrá también un fin educativo: en los más de 1600 kilómetros de que se predispone a atravesar a pie, caminando y corriendo, se detendrá en ciudades y pueblos para dar charlas, compartir su experiencia y hablar de la vida a bordo del submarino, las particularidades de su navegación y su uso, y la historia del San Juan.
Los 44 tripulantes del ARA San Juan.
Para decidirse y comenzar a entrenarse, Guillermo Tilbadi señaló que necesitaba tres cosas fundamentales: el apoyo de su esposa y sus dos hijos, el respaldo de la Armada y Argentina y la aprobación de los familiares del submarino ARA San Juan. Y aunque faltan meses, parecería estar todo listo para la expedición.
Estar preparado
Lejos está Tibaldi de ser nuevo en este tipo de desafíos deportivos solidarios. Ha organizado y participado en el primer cruce total a pie de la Isla de los Estados en homenaje al comandante Luis Piedra Buena; escaladas en los cerros Lanín y Domuyo donando a escuelas rurales su altura en libros y zapatillas en otra oportunidad; y el ultramaratón Mar del Plata-Pinamar, consiguiendo 8.000 pañales para al Hospital Materno Infantil.
“Soy un apasionado por el deporte. Cumplí con un Ironman en cada continente y el 7 de abril correría en Sudáfrica mi último continente, pero me quedé sin objetivo deportivo y estaba motivado con el tema del ARA San Juan, ya que conocí a mucha gente y hasta el comandante había sido subordinado mío”, explicó el capitán de navío.
La travesía ya comenzó con los preparativos, pero la fecha de partida será el 26 de octubre desde el muelle desde donde tantas veces zarpó con el Submarino San Juan, tras una correcaminata no competitiva. Desde la Base Naval de Mar del Plata hasta el Aconcagua, un trayecto de 1600 kilómetros y al llegar al pie del cerro, el desafío de subir sus 6962 metros.
La etapa final le dará un broche final a la expedición. “Lo que quiero es llevar la bandera con el nombre de los 44 a lo más alto, aunque ya subí dos veces el Aconcagua”, dijo y contó que se propone además donar la altura del cerro en litros de leche a escuelas de Mar del Plata y rurales próximas al punto más alto de la Argentina.
En su travesía, Tibaldi cruzará las pampas húmeda y seca, zonas desérticas, las sierras pampeanas y la precordillera, hasta llegar a las montañas más elevadas de todo occidente. Le espera seguramente el sol abrazador, el frió extremo, copiosas lluvias, posiblemente impiadosas nevadas, glaciares imponentes y la sensación de fragilidad de estar expuesto día y noche a la voluntad de las fuerzas de la naturaleza.
“No soy yo quien encara este desafío, el objetivo supera mi persona. Por eso quienes sientan que este homenaje los representa, estarán conmigo y junto a los 44”, manifestó.
La expedición será un mensaje de amor y respeto a los caídos en actos del servicio y sus familias, permitirá recibir conocimientos y experiencias submarinistas en primera persona a niños y jóvenes del interior y generará la construcción de un memorial a los 44 tripulantes del ARA San Juan.
Tripulación del ARA San Juan.
Memorial en la Escollera Norte
La expedición plantea un segundo objetivo: realizar la construcción de un memorial en la Escollera Norte al finalizar la travesía. Para esto, se “venderá” simbólicamente a 100 pesos cada metro de desnivel a superar, que será reflejado en una cuenta benéfica del Banco Nación.
“Me motiva desde lo deportivo poder hacer algo solidario. Compré una camioneta y la preparé para poder dormir, comer y lavarme. Tiene espacios para plotearla con los logos de la gente que apoye la causa, pero si no juntamos dinero al memorial lo voy a pagar yo. Lo quiero hacer, grande, chico, como sea pero bien hecho”.
Podría entrar en el Guinness: “Algo así no se hizo nunca”
La experiencia del capitán de navío retirado Guillermo Tibaldi lo lleva a contemplar hasta el más mínimo detalle de una travesía tan arriesgada como la que se aproxima a realizar, algo que jamás se hizo y que lo podría incluir dentro de los Récords Guiness, puesto que nadie hasta ahora atravesó 1600 kilómetros desde el nivel del mar para luego llegar al pico más alto del continente.
Mientras que cualquier persona se preocuparía por los kilómetros de recorrido a pie, el frío, la soledad y la odisea de llegar a la cima del Aconcagua, este experimentando exsubmarinista reconoce tener bajo control todas estas cuestiones y advierte que su principal preocupación es llegar al pie del Aconcagua con un peso similar al de la partida.
“He hecho varias cosas de estas, tengo un entrenamiento. Mi idea es hacer 30 kilómetros por día y creo que lo voy a poder hacer. Me motiva desde lo deportivo poder hacer algo solidario. Ya hice dos ascensos al Aconcagua, pero nunca la travesía a pie. Ir del nivel del mar al Aconcagua a pie no se hizo nunca, entraría en el Ginness”, dijo.
“Mi objetivo principal es llegar a la base del Aconcagua sin pesar 20 kilos, sino manteniendo mi peso, que es lo más difícil. Tenés que comer muchas calorías diarias para que el cuerpo no se venga abajo. Lo voy a lograr“, completó.